Profecía HAN INVALIDADO MI LEY

NO A LA LEY DE DIOSHAN INVALIDADO MI LEY
Palabra profética: Por Adrián Hernández Garibaldo
“Dice el Señor”. Ha llegado el tiempo de la ceguera, ha llegado el tiempo de la lujuria, de la exposición reclamada del derecho humano, se han convertido en necios y vanidosos, la ley la han falseado, la han vuelto a favor del infractor. La justicia de los hombres se ha hecho vana, las voces de la lujuria se ha hecho oír y ver hasta en los gobernantes, oyendo las voces de los pecadores, les dicen palabras aduladoras, burlándose dirán: como ya está escrito, “e irán de mal a mal”.
Los pecadores quieren imponerse, buscan las ciudades y los lugares de mayor pecado, hasta los moralistas acudirán al festejo, todos se están esclavizando por la maldad, y dicen: “nada pasará”, esos que dicen así, no escaparán, “el mal los alcanzará”.
Los fuertes en la economía se venderán ante los más ricos, y estos gobernarán al que compra y al que vende, al que pide prestado y al pobre corromperán. La tierra se está arruinando, no habrá lugar sano, se corromperán más y más. La tierra empieza a tener dolores de parto, se ha afligido, si, la tierra se marchita, entrará en recesión, luego vendrá el dolor, el ¡ay¡ Por causa del hombre que ha caído en el libertinaje, han dejado atrás el temor a Dios. La gente se ha quedado sin entendimiento firme, el mal los ha alcanzado, no pueden contra el pecado inmoral y sexual. La inmoralidad se ha descompuesto al igual que Sodoma y Gomorra.
En la tierra brotó la corrupción del hombre, porque los hombres no han cumplido con las leyes de Dios, han hecho sus propias leyes, los han hecho sus propios mandatos. Las leyes y los mandamientos de Dios les ha causado risa y burla, antes se había comprometido en cumplir todas mis leyes y mandamientos, pero ahora ninguno quiere cumplirlos.
Yo estoy formando un remanente santo, pero sufrirán por ver la maldad ante sus ojos. No hay quien se levante con mis derechos, mis profetas se han mesclado con las ofertas del mundo, se han corrompido con el dinero, se venden a la vanidad y profetizan conveniencias.
La tierra ha caído bajo desgracia, bajo maldición, porque el hombre la ha maldecido. Las cosechas serán insuficientes, el gozo y las alegría se escaparán y solo habrá llanto, los habitantes se desesperarán, en los lugares del norte llegarán los fuertes vientos y en las ciudades que nunca habían llegado ciclones, los habrá y en sus pastizales y bosques habrá fuego abrazador, los lugares que se sentían más seguros habrá peligros, esto por los abusos a las leyes que han permitido las relaciones ilícitas de las xenofobias. Además se multiplicarán los reclamos de los pobladores, tanto que las fuerzas de la lay no podrán detenerlos.
Las sanas alegrías se contaminarán con las perversiones y se enfermarán, querían gozo, querían alegría, querían relaciones ilicitas, querían uniones hombres con hombres y mujeres con mujeres, querían la perversión de animales con los seres humanos.
La mente humana se ha vuelto irracional, pensando ser sabios se hicieron necios, la necedad del hombre los ha llevado a la degradación, los que se decían prudentes y sabios, los que se decían morales y entendidos se han vuelto impúdicos, pensando en supuestos derechos prejuiciosos, pero el pecado encubierto tendrá su consecuencia.
Se han cerrado a la razón, hoy a lo malo le dicen que está bien y a lo bueno le dicen que está mal, las razones de los derecho de Dios, dicen que no va con el derechos del hombre, se han introducido a aceptar la perversión, que fue lo que hizo que declinaran las supuestas ciudades y naciones poderosas. Por la perversión cayeron a lo más bajo, a lo vil y vergonzoso.
Las fiestas a Dios se han vuelto paganas, ya no son santas, son para el gusto y entrenamiento, ya no escucho las alabanzas que me hacían que inclinara mi oído, el vino del gozo se volvió vinagre. La humanidad ha enfermado por el pecado, la ruina se ha dejado ver y sentir, se ha vuelto un desorden. “Dice Dios”: en casas donde yo antes moraba, ya no son de honra, ahora por doquier la gente pide vino, y lo mezclan con la maldad, la verdadera alegría ha abandonado la casa de adoración, por tal motivo habrá ciudades desoladas, como el árbol frutal que dio su fruto y quedó vacío.
El remanente fiel está al tanto de los sucesos en el mundo, saben que la redención está cerca, los verdaderos adoradores se alegran y saltan de alegría de mis promesas cumplidas, de mi pronta venida.
Se escucharán por toda la tierra cantos de alabanza de mi obra grandiosa, seré exclamado por todos aquellos que aman mi verdad, y que se alegran en mi justicia. Pero habrá tristeza para los traidores de mi Palabra de justicia, se avergonzarán y se enfermarán de tristeza por su traición, pero hoy se sienten grandes y soñados por las añoranzas de la gente que los ensalzan, aunque los engañen y los roben, la gente les aplaude. No saben que viene el mal, que convertirá este mundo en terror, porque muchas trampas se han tendido en el mundo.
La multitud busca la seguridad, pero hay ligereza en las leyes terrenales, no saben gobernar en el verdadero derecho, la sociedad está siendo desprotegida, está siendo explotada y amordazada.
Las señales cada día se cumplen y muchos no se dan cuenta, fuertes lluvias, fuertes huracanes, fuertes temblores, desbordantes ríos y rugido del mar, lo blanco de las montañas se han descubierto, los bosques y sus montes son quemados, los diluvios del norte y del sur inundarán la tierra, los fuertes vientos con sus lluvias arrasarán y arrancarán las cosechas, pareciera la tierra enfurecida por el maltrato del hombre, la tierra se duele por haber albergado al hombre, llora el cielo con abundantes lagrimas que inundan los desiertos y que corren por los ríos de las selvas, arrasando todo. Los estados de los Estados Unidos por el pacifico, serán golpeados por fuertes vientos huracanados.
La tierra temblará y bambaleará como un barco en el mar, y en ese bambaleo se desgajará y las casas se derribarán, porque el pecado de la gente se ha hecho pesado, se ha multiplicado en toda la tierra, el ardor de la locura y el ardor de la lujuria del hombre ha hecho desfallecer las ciudades. El juicio de Dios llegará por la maldad del hombre y sus gobernantes y por su negligencia de hacer leyes justas, propagarán la libertad de perjuicios, no harán caso a las leyes justas pero abrirán a las leyes corruptas y ligeras, para acomodar a sus deseos y a sus conveniencias.
Las rejas para los esclavos del pecado esperan abiertas, para cuando entren se cierren para esperar el castigo. La oscuridad en la tierra está avanzando y los astros se opacarán y ya no brillarán, para que sepan los habitantes de la tierra que solo Dios tiene la luz, y su luz brillará con los justos, pero cegará a los pervertidos y a los que han falseado el derecho.
La tierra se enfermará, yagas brotarán de ella, la lepra de la contaminación la hará estéril, porque los moradores de la tierra traspasaron las leyes de Dios, falsearon el derecho, se burlaron de los mandamientos, la maldición del hombre ha maldecido a su prójimo.
¿Dónde se encontrará la verdadera justicia? La verdadera justicia siempre ha emanado de Dios, porque la justicia del hombre se ha manchado con sangre, venganza tras venganza, sangre y muerte hay en el mundo, el homicida busca más sangre, los que introducen a los homicidas son los mismos que están en el poder, que por el odio lo indujo a cumplir como homicida.
Hay quienes se hacen justicia por su propia mano, y muere el inocente en manos del agresor pagado, se olvidó el mandamiento “no matarás”. Pero Yo digo que el heridor y el homicida tendrán su justo juicio, porque no hubo justicia para el agraviado.
“Dice el Señor”: Lo que Yo veo son pleitos y enemistades, venganzas y terrorismo, estos son los que matan por dinero, por gusto, por el fanatismo, hay muchas asechanzas y asaltantes por el camino, que aunque el inocente pase por ahí, y que aunque fuera su amigo, será asaltado y herido.
“Dice el Señor”: Yo estoy en contra del cohecho, Yo estoy en contra del que se corrompe por precio, todo lo que se obtenga por cohecho, solo servirá para la compra de su ataúd.
Ya no existirán las ciudades de refugio en la tierra, porque todas se llenarán de maleantes y ladrones, de malhechores y de homicidas, y si algún homicida escapara a una ciudad segura, ahí mismo lo alcanzará su propio mal, ahí se encontrará con un juez justo, porque habrá jueces justos que no se corromperán.
El justo vivirá por la justicia de Dios, vivirá por creer en el gobierno de lo alto.
Estos tiempos son de males, son de irritaciones, los vengadores se desbordan en el odio y el rencor, el homicida está al asecho, el amor al prójimo se ha desvirtuado. En países hay manchas de sangre y se irá expandiendo hasta llenar la tierra. Hoy se toma precio por la cabeza del hombre y se llega a pagar fuertes cantidades de dinero por la cabeza de alguien, la raíz al amor al dinero, sigue haciendo la raíz de todos los males, se venderá al inocente por precio, habrá muchos judas, traicioneros y porque aman al dinero, venderán hasta su vida y la vida de sus familiares, hasta el Señor han vendido, lo han puesto a venta, han hecho negocios, han puesto en subasta hasta el templo de Dios, han vendido cada parte del templo, lo venden al mejor postor.
La tierra no será purgada con la sangre de malhechores derramada en ella, sino por la sangre limpia del Redentor que la derramó por amor, el precio por el pecado fue pagado, pero solo hace su efecto en el perdonado.
“He aquí dice el Señor”: El día del Señor viene y no tardará, día de indignación, terrible, de dolor y angustia, ¡ay de los pecadores no arrepentidos! El mundo será castigado por su maldad, se quitará la arrogancia de los altivos y soberbios y los poderosos darán cuenta. Pero pondré de gran valor al varón, más que el oro puro por ser diligente, por poner en gran estima mis palabras y aplicar mi ley en la mente y en el corazón de gente. Los justos resplandecerán como lumbreras en el mundo, cuando la oscuridad cubra la tierra, habrá luz antes que se los cielos se cierren por completo, salvación habrá para los entendidos que han dejado los malos caminos. “Dice el Señor”: Yo perdonará al humillado de corazón y será librado en el día de la ira de Dios.
Pero el inseguro correrá como la gacela cuando es perseguida por el depredador, serán perseguidos aquellos que no reconocen al Pastor de los pastores, aquellos que no reconocen al pastor que les anuncia la Palabra, huirán a todas partes sin encontrar refugio.
Cualquiera que este fuera del redil, será lazado y llevado a prisiones y al matadero de los impíos, sucederá como los encarcelados del holocausto, serán odiados y perseguidos.
La gran Babilonia brotará entre los ríos contaminados, se hará como Sodoma y Gomorra, estas ciudades serán habitadas por gente perversa para hacer las peores maldades, no habrá ahí gente sana, no habrá ahí gente de valores morales ni espirituales. En estas ciudades subirán las aguas y las inundará pereciendo sus habitantes por la gran contaminación y olor a podredumbre, porque de sus suelos se abrieron grandes fuentes pestilentes que harán que suban las aguas, juntamente con las del mar.
La Palabra del Señor debe de oírse y cumplirse, el que tenga oídos para oír oiga lo que el Espíritu dice a la iglesia, los que son de la iglesia de Cristo. Yo he puesto lugares de refugio, Yo he dado ciudad para sobre guardarlos de decadencia desoladora. Cobijense con mi manto y serán librados “dice el Señor”. No hagan caso de las falsas visiones y de la lisonjas profecías, hagan caso de mi Palabra que de mi boca ha salido, porque todo aquel que de visión y profecía falseada, darán cuenta. Pero la Visión y la Profecía dada por el profeta que habla por mi Espíritu, se cumplirá, porque será Palabra de Dios, por lo cual estén atentos, porque se cumplirá. Por eso “dice el Señor”: casa rebelde vuélvete a tu Dios.
Mi Palabra no tardará en cumplirse, que lo sepa esta generación y los hijos que nacerán, pongan atención y no se olviden de las grandes obras de Dios. Cumplan mi Palabra y mis mandamientos.
No sean como esta generación perversa y contumaz, que no expuso su corazón al trato de Dios y no fue fiel a mis verdades.
Vuelvan sus espadas al mal para que haya paz, cumplan y expongan la verdad, sean pacificadores para que sean bienaventurados. Sean hijos que saben perdonar el agravio, sean hijos de Su Padre Celestial.
El día del Señor se acerca, usen la Palabra viva, porque es la que se cumplirá al pie de la letra, la batalla final se ganará con la lealtad ante Dios y con su prójimo, porque es Dios quien pone la justicia, porque Yo me manifestaré en la verdad y en la rectitud, Yo haré grandes maravillas, principalmente de salvación. Yo el Señor dividí al mar, separé ríos, doy órdenes al universo, he vuelto la noche en día y el día en noche, he puesto agua en el desierto y he puesto las nubes para regar la tierra, pero el hombre no aprecia mis favores, no admira mi creación, sino que son obstinados, los deseos de su carne los domina, se han rebelado contra el Altísimo, han puesto rencillas tentando a Dios, piden comida y se satisfacen y se hartan sin pensar en el pobre, estos solo ponen mesa para ellos y desprecian la mesa del necesitado.
Pero dice Dios, Yo pondré mesa abundante en la escasez para mi pueblo que me honra y obedece, así como alimenté a miles en el desierto, para que coman del maná del cielo y beban agua de la peña. No quiero que sean como aquellos que entre más comían y más bebían, no cerraron sus bocas para criticar y murmurar en contra de Dios y contra su pastor.
Hoy el mundo y su gente se deleitan en hacer el mal y hacen sentarse en las sillas de los escarnecedores.
Yo tengo un reclamo de los que dicen ser de mi propiedad: No hay delicia de buscarme, no tienen verdadero amor hacia mi Nombre. Hoy los que dicen ser mis voceros, se han afanado a enriquecerse, se han engordado, buscan el entretenimiento y las diversiones con sus pasiones y no saben lo que les vendrá.
“Yo les digo”: Coman del bien, beban de mi justicia, entren en razón, busquen el bien desechen el mal, sean pacificadores, sean hijos de su Padre celestial y serán recibidos.
“Dice el Señor”: Los entendidos a mi Palabra volveos por el buen camino, párense firmes y no volteen hacia atrás, vuelvan a las sendas antiguas y caminen por ellas, busquen la base de los fundamentos, pero habrá muchos que dirán, que anden otros, nosotros no caminaremos.
Le mandaré anunciadores con sonido de trompeta, pero dirán: “es sonido incierto”, nada sucederá. Es por eso que clamarán y nadie los escuchará porque aborrecieron mi ley en sus corazones, ¿cómo quieren el bien si hacen el mal? Quieren las riquezas de este mundo y no las riquezas celestiales. Sus regalía, sus pactos, sus ofrendas vanas y sus sacrificios vacíos, se han vuelto un asco ante mí, no los soporto, no son de mi agrado. Ellos caminaron dando malos pasos, pero no vieron el tropiezo delante en el que cayeron.
El pueblo que se dice mi gente, se volvió necia como la del mundo, porque se fueron tras la vanidad, amando más lo material y el dinero, ellos tropezaron en mi Palabra, no quisieron andar en las sendas antiguas, su necio corazón se entenebreció y permitieron la perversión antes que ser santos, se olvidaron el temor hacia Dios, y su vida no me glorifican, torcieron mi camino y fueron por el camino equivocado. Todos los que han dejado mi verdad por la mentira, ahora hacen burla y porque no sufrieron el menosprecio, decidieron unirse a la burla para hacer escarnio del justo.
Han falseado mi ley por la ley de los hombres, decidieron someterse a la ley del hombre y no a la mía, esta fue su vergüenza, quisieron más la gloria del hombre que la gloria de Dios.
Dirán: vayamos contra los predicadores y profetas que hablan juicios, porque juicio no habrá, porque hemos pagado para que nos hablen y profeticen prosperidad y nos dejen vivir en nuestra libertad, no queremos leyes antiguas, ni las palabras del Mesías, queremos alegrías y entretenimientos de este mundo.
“Dice el Señor”: Habrá proclamadores en los últimos tiempos, como lo hubo en la antigüedad, volveos a mi reprensión, volveos a las sendas antiguas, vuelvan a mi camino, dejen de hacer el mal, dejen de ser vanos, busquen mi verdad y síganla, porque mis juicios son verdaderos. “Ha dicho el Señor”.
Isaías 24:1 He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. 2 Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. 3 La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. 4 Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. 5 Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. 6 Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres. 7 Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón. 8 Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. 9 No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. 10 Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. 11 Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. 12 La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. 13 Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia.
Biblia de Jerusalén 1976. Romanos 8:19 Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios. 20 La creación, en efecto, fue sometida a la vanidad, no espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza 21 de ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. 22 Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. 23 Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo. 24 Porque nuestra salvación es en esperanza; y una esperanza que se ve, no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve? 25 Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *