EL PECADO DE LAS IGLESIAS TIBIAS

dineroEL PECADO DE LAS IGLESIAS TIBIAS

Cita Bíblica: Apocalipsis 3:14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el Testigo Fiel y Verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: 15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 18 Por tanto, Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.

Una de las características de las iglesias “Tibias” o que se dicen ricas es verse así mismas, ver en su interior de sus muros y no ver a su exterior, donde solo ven para sí y no ven por los demás. Las iglesias Tibias o ricas poco a poco van adquiriendo fama, y no solo la iglesia, sino sus ministros y todo gira en torno a ellos, que empiezan adquirir grandes propiedades e inmuebles y poder económico.

El problema es que se vuelven ricas para sí y dejan de ser ricas para con Dios. Como esta iglesia de Laodicea como dice el pasaje Bíblico: “Ninguna cosa tengo necesidad”. Pero yo añado: “tampoco tenía necesidad de Dios”. El Señor así la califica: “No sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. ¡Me sorprende mucho aquí, que se lo está diciendo al ángel de la iglesia, se lo está diciendo al pastor a cargo!

Otra condición de las iglesias Tibias o ricas, es que Dios conoce sus obras, el Señor conoce todo lo que hacen, y en sus hechos Dios no las encuentra sanas y libres de pecado, por lo tanto: no son de Su agrado. “Yo conozco tus obras”. Y luego lo asemeja a un termómetro inhabilitado, que siempre está en un nivel estándar, no tiene ningún nivel de temperatura.

En el verso 18 Por tanto, Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico. Jesús le dice al pastor de la iglesia: “Te aconsejo”, entonces si el Señor nos quiere aconsejar, entonces agachemos nuestro rostro y pongamos oído para escuchar lo que Él nos quiere decir. El consejo de Jesús fue: Comprara de Él lo realmente vale, lo que puede enriquecernos verdaderamente; porque lo que da Dios, es de máximo valor, tanto que este mundo no lo puede dar y si lo da es pasajero, mientras que lo que da Dios es eterno. Para que el oro tenga valor debe de pasarse por fuego, y eso es lo que el Señor quiere, forjarnos para que emane de nosotros su verdad y Su Palabra.

Pero el Señor pasó a vestirnos limpias y blancas y dijo: “Si no quieres pasar la vergüenza de estar desnudo, acepta la ropa blanca que Yo te doy, para que te cubras con ella”. Con respecto a los ojos dijo: “Ponte las gotas medicinales en tus ojos, sólo así podrás ver con claridad”.

Laodicea era la peor de las siete iglesias de Asia. Aquí nuestro Señor Jesús se presenta como “el Amén”, “así es”, “lo que digo es verdad”. Pongan atención del ejemplo que pone Jesucristo de esta iglesia de Laodicea. Luego la describe tal como es. Jesús la describe como una iglesia que solo se preocupa en sí misma y que critica a las demás por ser ella rica y las demás pobres.

Laodicea era la ciudad más rica de las siete iglesias que había en Asia. Podríamos decir que se le conocía por su gente y sus dirigentes como “los que cotizaban en la bolsa”, era gente rica, tenían sus empresas industriales y textiles, se caracterizaba también en el ramo de la medicina, producía un medicamento exclusivo para los ojos, a lo que el Señor dice lo que produce: “Y unge tus ojos con colirio, para que veas”. Yo puedo parafrasear: “Aunque produces este medicamento para los ojos, sin embargo, tu misma estas ciega, tú produces el colirio, es para ti, ponte en tus ojos para que veas la realidad en que vives”. 

Los eruditos en la historia Bíblica, dicen que esta ciudad de Laodicea todo tenía, pero lo que carecía era del vital líquido, “a el agua”; esta ciudad de Laodicea siempre tuvo un problema con el suministro de agua. Se dice que se construyó un acueducto para transportar agua a la ciudad desde los manantiales que estaban a muchos kilómetros, pero estos manantiales producían agua caliente. Pero en el transcurso de trayecto de los manantiales a la ciudad, el agua llegaba en un término medio o sea, “tibia”. Y Dios le mostró a Juan la condición de esta iglesia, como su agua que recibía. La iglesia de Laodicea había llegado a ser tan insípida como el agua tibia que le llegaba.

El agua tibia es desagradable para beber, y el Señor Jesucristo no podía tomar de esa agua, la encontró insípida. La iglesia se había endurecido a la Palabra, porque se sentía autosuficiente para sobrevivir por sus propios méritos, tenía riquezas por sus propios esfuerzas, sin necesitar a Dios.

No hay peor cosa, sentirse autosuficiente por todo lo que se posee. Laodicea solo reconocía sus riquezas por sus propios méritos, se sentía satisfecha de sí misma.

No hay nada más desagradable que una iglesia diga: Que es autosuficiente y que solo le baste amar y servir a Dios en un término medio.

Hace poco una persona se acercó a mí y me dijo: Fíjese Adrián que mi hermano lo invitaron a unas conferencias de prosperidad, tanto que me dijo: “Yo no puedo concebir que una iglesia y los cristianos sean pobres”, porque pienso, “que a estos los ha olvidado Dios” y por tanto, ¡están en maldición! Yo le dije: ¿De seguro que su hermano es una persona rica verdad? Ella me dijo: Si tiene mucho dinero.

Yo le dije: ¿Se puede imaginar a los discípulos y a Jesús mismo moviéndose solo entre personas ricas? Pero si Jesús dijo que no tenía donde recostar Su cabeza. Lucas 9:57 Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. 58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Con esto que dijo Jesús, yo pienso que nadie lo pudo haber seguido por dar la apariencia de pobre, ¡pero por la pobreza de Jesús nos enriqueció! 2 Corintios 8:9 Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con Su pobreza fueseis enriquecidos. Muchos interesados en las riquezas, toman esta Escritura literalmente, no sabiendo que son riquezas espirituales. Es cierto que de Dios es todo lo que existe en el universo y en este planeta, pero Jesús no se refería a las posesiones de este mundo.

En donde pues quedan las enseñanzas de Jesús cuando dijo: Mateo 6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Algunos creyentes suponen equivocadamente que la abundancia de bienes materiales es el resultado de la bendición espiritual de Dios y no es así, porque dígame usted, ¿si esas riquezas que tienen la han puesto a disposición del Señor, y ellos solo son los administradores?

Laodicea era una ciudad rica y la iglesia era “Tibia”. Pero lo que la iglesia pudo obtener por alto precio, las cosas de este mundo llegaron ahogar la Palabra de Dios. Los bienes materiales y el dinero pueden ahogar la Palabra de Dios. Jesús mismo dijo: Mateo 13:22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la Palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la Palabra, y se hace infructuosa. Infructuosa del griego ákarpos = estéril, vacío y sin fruto.

La gente satisfecha de sí misma, no le da gracias a Dios, no se fija en la necesidad de los demás, no hace por concientizarse o solidarizarse. Pero por mucho que tenga una iglesia y una persona, no es por lo que tiene, sino por lo que tiene de Dios.

Proverbios 13:7 Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada; y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas. 8 El rescate de la vida del hombre está en sus riquezas; pero el pobre no oye censuras. (TLA Traducción a la lengua actual dice: 7 Algunos dicen ser ricos y no tienen nada; otros dicen ser pobres y nada les falta. 8  El rico, por su dinero, corre el peligro de ser secuestrado; el pobre no tiene ese problema, pues nadie lo amenaza)

En vez de concentrarse en la comodidad y el lujo, busque la verdadera riqueza en Cristo.

Mire parte de la Profecía de María: Lucas 1:49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es Su Nombre, 50 Y Su misericordia es de generación en generación a los que le temen. 51 Hizo proezas con Su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. 52 Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. 53 A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos.

Pablo les dice a los ricos 1 Timoteo 6:17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.

A los de la iglesia de Laodicea se les conocía por su gran riqueza, pero Cristo les dijo que debían comprar oro de El (el verdadero tesoro espiritual) La ciudad estaba orgullosa de sus industrias textiles, pero Cristo les dijo que debían comprar vestiduras blancas de Él (habla de Su justicia)

Laodicea se enorgullecía de su medicina para los ojos, que curaba muchos problemas de la vista, pero Cristo les dijo que obtuvieran  medicina de Él para curar sus ojos a fin de que vieran la verdad.

Cristo les estaba mostrando a los de Laodicea que los verdaderos valores no radican en los bienes materiales, sino en una buena relación con Dios. Sus posesiones y logros no tenían valor, comparados con el futuro eterno del reino de Cristo.

El apóstol Santiago va duro contra los ricos injustos, los que viendo la necesidad del pobre los siguen explotando y oprimiendo. Esto por el lado injusto de los patrones que se vuelven ricos de los pobres. Pero hay otra clase de apoderados y dueños de congregaciones que roban, oprimen,  manipulan desde el pulpito, los hacen que den y den para enriquecer a los ministros impulsivos y avariciosos. Santiago 5:1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. 2 Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. 3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. 4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. 5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. 6 Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia. Hay muchos ministros ricos con miembros o asistentes pobres.

Volviendo a las iglesias tibias. Hay un castigo para las iglesias tibias a las cuales manda el Señor que se arrepientan, algunas o muchas se enorgullecen por su esplendor material y social, pero no solo eso, sino que siguen la opulencia y endiosan a sus líderes.

Pero no vayamos más allá, en lo personal, ¿cómo anda usted? ¿Cómo anda con su orgullo? ¿Le engullese sus posiciones y su dinero? ¿Cuál es su relación con Dios? Es posible que ande tibio en su devoción con Él. ¿Si anda tibio aceptaría una amonestación de parte de Dios? Esto es para que usted ponga en primer lugar a Dios.

Cristo no quiere creyentes ni iglesias tibias, que no las ahogue sus pertenencias, sus posesiones ni el dinero, que Cristo sea el Rey soberano y que gobierne su vida. Cristo no quiere que el amor hacia Él se enfríe, que no dejen el primer amor, Él espera que sus creyentes sean fervorosos. Dios no quiere ver iglesia vomitadas, esto es, ¡que le causen asco! El pecado de las iglesias ricas es, por haber dejado a Dios, por echarlo de sus reuniones, por vanagloriarse en sí mismos, por no ser sencillos y humildes, por desechar a las demás iglesias pobres, yo llamaría iglesias pobres a las que son ricas en Dios, que no son exuberantes, que son sencillas y que llevan la preciosa semilla, que cumplen con la gran comisión de “ID”.

Porque quiero decirles que se ha desatado persecuciones entre creyentes, porque unos no creen como otros, o porque unos creyentes son más influyentes, otros, porque son más liberales, hay hasta rechazos a creyentes que son amantes verdaderos de Dios y que aman Su Palabra.    

Los tibios, muestran un apático cristianismo, les basta como la religión, sin dedicación ni santidad, no sientes una verdadera satisfacción espiritual, ni dejan las cosas del mundo, son vanidosos y faltos de entendimiento de las Escrituras. Además andan tras los deseos de la carne y no buscan las cosas espirituales. Romanos 8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 9 Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, más el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por Su Espíritu que mora en vosotros. 12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

Hay tanta gente en este tiempo engañándose a sí mismos y engañando a su alma, hasta piensan que son salvos, nada más ni nada menos por una  confusión de creencia, ya que pueden responder a los deseos de la carne, sin saber que habrá consecuencias, pero sobre todo, que no temen al justo juicio de Dios, ¿y qué respuesta darán al que juzga todas las cosas? Hoy en este tiempo hay tantos orgullosos por su creencia, por Su religión y por sus posesiones y riquezas, que el temor hacia Dios se les ha evaporado. ¡Cuánto cuidado debemos tener para no engañar a nuestra propia alma!

En el infierno hay tantos que pensaron que iban bien y hasta se adelantaron pensando que caminaban camino al cielo, pero fueron por el camino ancho. Ante la carnalidad se hicieron muy formales, no dejaron de pecar, pero ante Dios estaban descalificados, pensaron que Dios aprobaba todo el desorden que hicieron. Que engaño es pensar que son ricos en Dios, sabiendo que son pobres y miserables. Qué gran engaño es la justificación sin tomar en cuenta a Dios, no se puede jugar con lo Santo y con lo Eterno.

Job entendió claramente que nada trajimos a este mundo y que sin duda, nada nos llevaremos cuando muramos, es cierto, llegamos desnudos a este mundo, lo primero que nos hacen al nacer, es cubrirnos, y desde ese día vivimos cubiertos, solo adquirimos cosas de este mundo, algunos se llenan demasiado de cosas que les es difícil dejarlo, se apasionan y hasta se endiosan con las objetos de esta vida, tanto que olvidan la entrega y la santificación, muchos caen en el materialismo y en la vanidad. 

El apóstol Pablo dice cómo debemos andar: Efesios 5:2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. 3 Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; 4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. 5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. 6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.

7 No seáis, pues, partícipes con ellos.

El apóstol Pablo aconseja de donde podemos sacar las verdaderas riquezas. Efesios 1:17 Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que Él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos.

¿Qué podemos hacer? Examinarnos o permitir que nos examine Dios, Él lo va hacer por medio de la regla de Su Palabra, debemos entregarnos a Dios y Su palabra, para ser guiados por Su Espíritu. Para los creyentes la Palabra es el alimento y para los pecadores son las reprensiones y la vara, aunque para los creen también hay disciplina, para aquellos que se envuelven a las pasiones, para los que se dejan llevar por el odio, los rencores y la rebeldía, para tales también existe la amonestación de parte de Dios.

Dios es proveedor, no es suplidor de caprichos y derroches. Tengamos cuidado de no caer en las tentaciones de las riquezas, porque entonces no sabremos a quien servir, tengamos cuidado de los ofrecimientos de Satanás, él ofrece las riquezas de este mundo para la perdición del alma. Nuestro Señor Jesucristo se dio cuenta de las intenciones del diablo cuando le ofreció todos los reinos del mundo, pero que tonto es Satanás, ¿Cómo puede dar algo que no es de él? Satanás se ha adueñado, ha robado lo que le pertenece a Dios, porque el hombre le hizo más caso a Satanás que a Dios, pero todos los reinos son de nuestro Señor Jesucristo. Apocalipsis 11:15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de Su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos. Nuestro Dios es dueño, es Señor, es Rey y es siempre victorioso.

Seamos mayordomos, seamos cuidadosos en administrar bien los bienes que son de Dios, tanto en lo particular como ministerial, yo pienso que no debe de haber ministros ricos, sino que creo que debe de haber ministros que no les falte lo necesario. Un ministro, llámese pastor, encargado, servidor etcétera, debe de tener como ganancia la piedad como dice Pablo. 1 Timoteo 6:6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.

En la Biblia encontramos muchos hombres que fueron ricos, pero su mayor riqueza para ellos fue Dios. En Dios hay sabiduría y Él quiere que nuestras ganancias sean apreciadas ya que si somos de Él, todas las cosas vienen de Él. Proverbios 23:4 No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. 5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo.

Reflexionemos con estas palabras de Jesús. Lucas 12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. 16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

 

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