Crónicas de las persecuciones del cristianismo

EL EVANGELIO DE CRISTO NO ES PARA LOS COBARDES

LOS CRISTIANOS DE HOY SON MUY DIFERENTES A LOS CRISTIANOS CREYENTES DE LA IGLESIA NACIENTE HASTA LA EDAD MEDIA

La primera persecución se inicia con Jesús mismo y sus enseñanzas, posteriormente con los judíos celosos de la ley de Moisés y de las costumbres impuestos por ellos mismos. Esa persecución fue usada para dispersar a los creyentes por todos lados, alcanzando lugares de Israel y posteriormente por Saulo que también fue perseguidor potencial de los cristianos, pero el encuentro con Jesucristo cambió su vida y sus estrategias perseguidoras, para así volverse un embajador del Nombre de Cristo, y al recibir la orden de Cristo, para llevar el Evangelio a los gentiles.

Las iglesias fueron establecidas con problemas y persecuciones, así como le dice Pablo a Timoteo: 2 Timoteo 3:10-12 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.

Pero, ¿Cómo reponían los cristianos a esos padecimientos? Implorando, confiando, creyendo, orando, siendo fieles y llevando la Palabra por todos lados, a ellos no les importaba si perdían la vida por el testimonio de Cristo.

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO HABÍA VALIENTES, Y EN EL EN EL NUEVO TESTAMENTO HABÍA CREYENTES ESFORZADOS Y LLENOS DE FE

Si usted analiza la Biblia la palabra “valientes” solo se encuentra en el antiguo testamento y la palabra “creyentes”, solo se encuentra en el Nuevo Testamento.

El testimonio que daban era de verdaderos creyentes, entregados y nacidos por Espíritu y la Palabra. Ellos confiaban en el Señor plenamente y recordaban las Palabras del Señor Jesús: Mateo 10:26-33 Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, Yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, Yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.

LA VOZ DEL TESTIMONIO SE DEJÓ ESCUCHAR POR MUCHOS AÑOS

El imperio romano se hizo presente en Israel y Palestina, se impusieron en el pueblo sufrido pero a la vez orgulloso de sus costumbres que Jesús muchas veces les reclamó, por la dureza de su corazón. Tenían una obstinación religiosa y no pocas veces se sometían a los gobernantes, Jesús mismo les enseñó a respetar.

Posteriormente Con la división del imperio romano, en los reinos de Constantinopla y el de Roma, se inicia lo que se conoce como “la edad media”, en la que el avance científico y tecnológico en el viejo mundo fue prácticamente nulo. Los religiosos hicieron sufrir a los cristianos, impusieron sus formas dogmáticas, estas ideas absolutistas y codiciosas de poder, utilizaron la violencia e impusieron la Santa Inquisición. La persecución para todo aquel que se opusiera al régimen de la doctrina papal.

El mundo pagano quiso frenar la vez del testimonio de Cristo a través de sus voceros, “los cristianos”. Los emperadores romanos que gobernaron el mundo, decretaron grandes y sangrientas persecuciones.

HECHOS PREESCRITOS DE LAS PERSECUCIONES DE LA HISTORIA

PRIMERA PERSECUCIÓN: ESTA FUE BAJO NERÓN, ALREDEDOR DEL AÑO 64

Nerón incendió Roma y culpó a los cristianos. Miles de ellos fueron muertos en las calles; otros eran cosidos en costales, muchos fueron aceitados y quemados vivos en los banquetes nocturnos que Nerón realizaba en sus jardines.

Los apóstoles, Pedro y Pablo murieron en esta persecución. Pablo dijo antes de ser sacrificado: Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. (2 Timoteo 4:6-8)

Pablo dio a conocer a Jesús hasta con el mismo Nerón, pudo alcanzar toda la gente para Cristo como pudo. Pero vea esa gran fe y perseverancia que tenían. Hechos 17:6-15 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos estos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron. Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la Palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres. Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la Palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí. Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.

Los apóstoles, los discípulos y los creyentes de Cristo, ellos no tenían miedo a ser vituperados, perseguidos ¡y hasta asesinados! Antes decían: “Nos gloriamos en las tribulaciones”. Esta palabra “nos gloriamos del griego eújomai = que quiere decir: Desear, orar a Dios, querer, ansiar. Ellos, “los cristianos definidos” sabían que Dios los fortalecía, porque el prometió estar con ellos hasta el fin. Estaban además listos para consolar a los demás que estaban en tribulaciones. Eso se llama: “Crecimiento y madurez en la fe”.

Qué gran ministerio el del apóstol Pablo, es porque él era un verdadero apóstol de Jesucristo, aun cuando padeció en carne propia la persecución y los golpes, las difamaciones y hasta el vituperio de los mismos hermanos. Pero él nunca se rajó como diría un mexicano. Tampoco puso en duda su ministerio, para que él mismo se sintiera reprobado, en ninguna manera, antes él dijo: 2 Corintio 6:3-10 No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.

A lo que queda el reto y esta pregunta: ¿Usted sufre por el testimonio de Cristo? Si usted no sufre, es porque no da a conocer al Señor, o puede ser que se avergüence de Su Evangelio. Piénselo bien, porque usted y yo nos presentaremos ante Él. Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles. (Marcos 8:38) 

SEGUNDA PERSECUCIÓN, BAJO DOMICIANO, ALREDEDOR DEL AÑO 95

Durante esta persecución, san Juan fue arrojado a un caldero con aceite hirviente, pero fue preservado milagrosamente. Luego fue desterrado a la isla de Patmos, donde recibió revelaciones divinas acerca del futuro de la Iglesia y de la gloria del cielo y de los acontecimientos ya llegados y venideros. Ahí escribió “la revelación” o el “Apocalipsis”.

Todo esto lo hizo bajo presión, bajo persecución. Cuando la iglesia es puesta a prueba, cuando es perseguida, ¡es cuando más crece, más se santifica, más se acerca a Dios y más escucha a Dios! Cuando una iglesia se desarrolla en medio de oposiciones, es cuando Dios más respalda, es cuando surgen los verdaderos testimonios de conversiones. 1 Pedro 1:6-9 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

Encontramos la conversión de Saulo precisamente en una revuelta, persecución y la muerte de Esteban, este testimonio de Esteban bastó para que este hombre duro de corazón y celoso de la ley cediera y se pusiera a merced del Señor. Hechos 8:1-5  Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.

TERCERA PERSECUCIÓN, BAJO TRAJANO, CERCA DEL AÑO 107

El obispo Clemente fue una de sus primeras víctimas; fue arrojado en el mar con un ancla al cuello. Simeón, segundo obispo de Jerusalén, fue crucificado; san Ignacio, obispo de Antioquía, fue echado a los leones en el anfiteatro de Roma. Plinio, gobernador de Betania, envió al emperador Trajano un excepcional informe acerca de los cristianos, en el cual decía: “Los cristianos se reúnen en ciertos días antes del amanecer para cantar himnos de alabanza en honor a Cristo, su Dios; toman juramento de abstenerse de no cometer crímenes y comen de un alimento corriente pero inocente”, (refiriéndose a la santa cena o la sagrada comunión) Esta persecución continuó bajo Adriano, quien condenó a Sinforosa y a sus siete hijos a la muerte. Profanó los lugares sagrados de Jerusalén, y erigió estatuas de dioses falsos en el lugar del calvario y sobre el sagrado sepulcro de nuestro Señor. Como notamos, la consecuencia de seguir a Cristo sigue siendo peligrosa, aunque en estos tiempos existen muchos derechos a la sobrevivencia. Pero, aunque el cristianismo se ha desarrollado, también ha dejado de ser auténticos, refiriéndome a que muchos desisten, muchos son los que no caminan en el sendero de la verdad.

Muchos creyentes se oponen ahora a la Palabra de Dios. Esta es la mayor persecución, ahora hacia la misma gente creyente, hoy existe gente opositora y perseguidora hacia la Palabra de Dios. Los ministros cristianos actuales, han entrado en el miedo de declarar la verdadera Palabra de Dios, por sus propios intereses o por lo incómodo que esto pudiera ser, de hablar a los pecadores y puntualizar con la Palabra sus pecados. Esto ha provocado una persecución en contra de Cristo y de Su Palabra. La gente no quiere desafíos, no quiere exhortaciones, no admite que se les censure su pecado, que va contra su propio bienestar espiritual. Hoy la gente no quiere complicaciones, desechan la disciplina como ha hijos y se han vuelto bastardos, desobedientes a la orden de Dios. Tienen miedo de dejar el mundo, miedo a ser auténticos, miedo a ser señalados de seguir a Cristo. ¡Esta es la persecución actual, no a los creyentes sino a la Palabra de Dios!  

CUARTA PERSECUCIÓN, BAJO MARCO AURELIO, CERCA DEL AÑO 167

Policarpo, discípulo del apóstol Juan y obispo de Esmirna, sufrió martirio en la hoguera a los 86 años de vida. La persecución fue terrible en Lyon y Vienne (Francia), donde fueron martirizados muchos seguidores de Cristo. El cristianismo fue considerado “Fulminatrix” (La legión fulminante) porque salvaba ejércitos de manera milagrosa con sus oraciones, sin embargo, el emperador permaneció implacable hacia los cristianos. La influencia de Policarpo fue tan grande que sus acusadores paganos y judíos declararon: “Él es maestro de Asia, padre de los cristianos y destructor de nuestros dioses”. Cuando se le pidió que negara a Cristo, contestó: «Durante ochenta y seis años he sido Su siervo, y no me ha hecho mal alguno. ¿Cómo puedo ahora blasfemar de mi Rey que me ha salvado?». Sus cenizas fueron recogidas por los cristianos y colocadas en una tumba. Recogiendo la frase de este gran hombre de Dios, ¿Cómo puedo negar y renegar el Nombre de mi salvador, si solo de Él he recibido el bien? Para nosotros: ¿Cómo podemos negar o apostatar de nuestro Dios, que solo hemos recibido cosas buenas?

Desde los tiempos antiguos Israel el pueblo que se decía fiel a Dios, muchas veces le dio la espalda, muchas veces habló a los oídos en contra de Dios. Jeremías 2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. Yo pienso que realmente debe de haber un temor, el temor de dejar a Dios, eso sí es de qué preocuparse en demasiado, pero parece ser que esto no importa, ya mucha es la inasistencia a las reuniones de adoración y exaltación con la predicación de la Palabra, además de no andar en santa manera de vivir. El reclamo de Dios es: Jeremías 32:30-35 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo malo delante de mis ojos desde su juventud; porque los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos, dice Jehová. De tal manera que para enojo mío y para ira mía me ha sido esta ciudad desde el día que la edificaron hasta hoy, para que la haga quitar de mi presencia, por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han hecho para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, y los varones de Judá y los moradores de Jerusalén. Y me volvieron la cerviz, y no el rostro; y cuando los enseñaba desde temprano y sin cesar, no escucharon para recibir corrección. Antes pusieron sus abominaciones en la casa en la cual es invocado mi nombre, contaminándola. Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle del hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen esta abominación, para hacer pecar a Judá. 

QUINTA PERSECUCIÓN, BAJO SEPTIMIO SEVERO, ALREDEDOR DEL AÑO 202

A pesar de que este emperador había sido sanado por la ministración de un cristiano, se volvió en contra de ellos. Clemente de Alejandría dijo de esta persecución: “Todos los días se queman y crucifican mártires antes nuestros ojos”. Ireneo sufrió en Lyon, Perpetua y Felicidad en Cartago.

Mucha gente toma esta actitud de este emperador. “A los que más se les ayuda, son los que menos dan las gracias”. “Los que menos dan, son los que más murmuran”. “Los que reciben un beneficio de parte de Dios, son los que pronto hablan mal y hasta se vuelven en su jactancia y pagan mal de quien recibieron el favor”.

Cuantas veces el Señor mostró misericordia con la gente, sin embargo esa misma gente que recibió un favor o un bien fue la que gritó ¡Crucifíquenle! O como aquellos diez leprosos que sanó, ¡solo uno regresó para agradecerle! Mucha gente sigue a Jesús por solo interés y no lo sigue de corazón, como les dijo Jesús aquellos: “A la verdad les digo, que ustedes me buscan no porque hayan visto mis señales, sino porque comieron hasta llenarse” (Juan 6:26) Los creyentes de hoy tienen miedo pero no de ser testigos de Jesucristo, más bien de no tener de qué echar mano, de no satisfacerse, de no estrenar lo que desean, miedo a no tener lo que otros tienen, miedo a la economía, miedo a hundirse, de las devaluaciones, miedo a no comer el platillo favorito, a que suba el dollar, miedo a no estrenar el vehículo o la casa nueva, miedo a dar el diezmo y a ofrendar. Los cristianos de hoy tienen miedo de enfermarse de la influenza, miedo a contaminarse. El Señor les diría como a Pedro: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Entonces, es necesario estar en la barca con Jesús para que se detenga el miedo de las tempestades. Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.   

SEXTA PERSECUCIÓN, BAJO MAXIMINO TRAX, ALREDEDOR DEL AÑO 236

Se desató otra persecución contra los cristianos con el grito: “¡Los cristianos a los leones!” Muchos cristianos hoy en día se amparan a la cobardía, diciendo, que las cosas hoy son más difíciles en la sociedad que años atrás, ¿eso no es cierto? En tiempos como estos, todos quieren a la mano sin que les cueste, sin que cueste la fe, en creer, como le dijo Pablo a Timoteo: “Esfuérzate en la gracia”. 

Es necesario echar un vistazo atrás y analizar lo actual. Creo que cualquiera de nosotros al saber lo que experimentó la iglesia primitiva que fue algo muy irracional por los crueles líderes en poder. Aunque no podemos descartar los lugares donde el Evangelio del Señor se ha manchado de sangre de sus siervos. Pero dígame: ¿En qué están sufriendo los seguidores de Cristo? Definitivamente en nada, creo que nos deberíamos sentir bastante avergonzados, si alguien se encontrara quejándose de persecución por causa de la fe.

En los días del imperio romano, el culto a los dioses paganos y el rendimiento al emperador como “dios” era parte de la vida de todos. Dos problemas surgieron debido a esto. Primero, debido a que los cristianos no participaban en los rituales paganos, sino que se mantenían aparte, los cristianos eran considerados como antisociales. Cuando la corona imperial se interesó en ellos, los cristianos se volvieron más reservados, esto agregó más leña a las hogueras. Se los asoció con los collegia o sea, clubes o sociedades secretas, y los apoderados desconfiaban de estos grupos por la amenaza de sedición.

Segundo: Dado que los cristianos rehusaban participar en las actividades religiosas que se consideraba que aplacaban a los dioses, supuestamente se convirtieron en una amenaza para el bienestar de la comunidad. Tertuliano, escribiendo en 196 a.C., dijo: «Los cristianos tienen la culpa de todo desastre público y toda desgracia que sobreviene al pueblo. Si el Tíber sube hasta los muros, si el Nilo no sube e inunda los campos, si el cielo retiene la lluvia, si hay un terremoto o hambre o plaga, enseguida surge el clamor: “¡Los cristianos a los leones!”

Tercero: La renuencia de los cristianos a ofrecer culto al emperador y a los dioses, era considerada “una locura”, teniendo en cuenta lo que les ocurriría si se negaban. ¿Por qué no ofrecer simplemente una pizca de incienso a la imagen del emperador? Pero los cristianos no cedieron absolutamente nada de exaltación o rendimiento a dioses ajenos, mucho menos a un mortal en autoridad. El odio hacia los cristianos hizo que muchos, miles murieran como seres insignificantes, pero valerosos ante los ojos de Dios. Salmo 116:15 Estimada es a los ojos de Jehová La muerte de sus santos.

SÉPTIMA PERSECUCIÓN, BAJO TRAJANO DECIO, CERCA DEL AÑO 250

Ésta fue la persecución más sangrienta y sistemática, ésta iba dirigida especialmente en contra de los obispos. Recordemos que en los primeros 300 años del cristianismo a los dirigentes de las iglesias se les llamaba obispos. Hechos 20:28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.

Decio decretó que el cristianismo y el Imperio romano nunca podrían reconciliarse. Decio tenía la convicción de que el Imperio atravesaba por graves problemas de corrupción y decadencia. Una parte de la culpa la buscó en la pérdida de los antiguos valores y en el abandono de los viejos cultos. Por ello, mandó retomar el culto y las ofrendas ancestrales en todo el territorio. Esto le llevó a enfrentarse con los cristianos, que al negarse a aceptar la reposición de los antiguos valores, fueron duramente perseguidos. Los cristianos trataban de conservar su originalidad como creyentes de la verdad, pero esa verdad los llevaba a enfrentarse ante los actos religiosos y el paganismo de los opositores a la predicación del Evangelio. Tanto que las reuniones se hacían en lo secreto, pero su fe era publica, ya que los opositores se daban cuenta quienes eran, por su manera de hablar y de actuar. Recordemos las palabras del Señor Jesucristo. Lucas 21:17 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi Nombre.

Hoy pareciera que los cristianos son incógnitos, no se dan a conocer como seguidores de Jesús, en muchas ocasiones cuando se trata de dar testimonio de Jesús se hacen como Pedro que dijo: “No conozca a tal hombre”, pregunto: ¿A tal hombre? Jesús no es cualquier hombre, ¡es Cristo, es Hijo de Dios y es Dios mismo! ¿Qué acaso Pedro no lo declaró? “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente”.

Hoy en día los cristianos se han vuelto tan sociales, que es muy fácil encontrarlos en fiestas, reuniones y diversiones mundanas, no hay diferencia de unos a otros, y cuando alguien demanda de su fe, se hacen los desapercibidos, porque no están convencidos de ser de los verdaderos u originales. Temen ser rechazados, temen ser señalados, temen ser excluidos del círculo social. Nuevamente oigo esa palabra del Señor: Mateo 10:33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.     

OCTAVA PERSECUCIÓN, BAJO PUBLIO LICINIO VALERIANO FUE EMPERADOR ROMANO DESDE 253 HASTA 260

En Útica, África, 153 cristianos fueron arrojados a las fosas y cubiertos con cal viva. Alrededor de los años 257 Valeriano recuperó Antioquia y la provincia de Siria, pero al año siguiente los godos saquearon Asia Menor. Al final de los años 259 se trasladó a Edesa, pero una epidemia diezmó sus tropas, debilitando las posiciones romanas. Por circunstancias que se ignoran (posiblemente fue traicionado por su prefecto pretoriano Macrino) fue hecho prisionero por los persas, sin que llegase a firmar la paz con Sapor I. Se cree que fue cruelmente ultrajado (obligado a tragar oro fundido) y posteriormente ejecutado. Fue el primer emperador que cayó prisionero del enemigo. Con su piel los persas hicieron un trofeo que mostraban en su templo principal. A pesar de varios intentos de usurpación y con gran astucia, Galieno se aseguró el trono hasta su asesinato en 268. Lo que quiero decir, que los creyentes actuales han llegado a la tibieza, no son capaces de denominar su creencia, cuando se les pregunta qué religión procesan, muchos de ellos se abstienen en contestar y solo contestan: “Soy común creyente”, o sea, como todos los demás.  ¿Cuántos realmente están dispuestos a declarar su fe genuina? En este año 2010 se levantó otro censo de población en México, estoy seguro que muchos de los cristianos o que se dicen cristianos negaron quienes realmente son, por medio que los señales o los echen de sus entornos, pero sería muy conveniente declarar a quién pertenecemos. 

NOVENA PERSECUCIÓN, ORDENADA POR EL EMPERADOR AURELIANO, Y QUE LLEGÓ A FIN PREMATURO A CAUSA DE LA MUERTE VIOLENTA DE ÉSTE

En todo se culpaba a los cristianos, hasta de la muerte de los que estaban en opulencia o autoridad, se culpaba a los cristianos de ser antisociales, de ser aferrados en sus creencias, de ser irreverentes, de no hacer lo que los emperadores les decían que hicieran, sobre todo de rendírsele, aunque nos manda la Palabra de honrar a nuestros gobernantes, sin que ellos nos lleguen a impedir nuestra libertad de adorar a nuestro Dios, en este caso es mejor “obedecer a Dios antes que a los hombres”. Cada creyente debe de entender que nosotros no somos tropiezo para nadie, antes bien damos a conocer nuestra postura y testimonio ante los hombres que somos fieles a Dios, no importando lo que pueda venir o pasar. Dice Pablo: 2 Corintios 6:3-10 No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.   

DÉCIMA PERSECUCIÓN: BAJO DIOCLECIANO, ALREDEDOR DEL AÑO 303

Superó a todas las demás en violencia y crueldad. Sebastián, tribuno de la guardia imperial, sufrió una muerte lenta al ser ejecutado con flechas. Entre las mujeres sacrificadas: Anastasia, la joven, Inés de Roma, Lucía de Siracusa y muchas otras mujeres jóvenes consagradas, ¡obtuvieron el laurel del martirio! Catalina, joven noble y culta de Alejandría que reprochó intrépidamente al césar Majencio por su crueldad contra los cristianos y que refutó a los filósofos paganos de su corte, murió por la espada. El obispo Félix, quien había rehusado entregar los libros sagrados, fue llevado a ser ejecutado, dijo: “Mejor es que yo sea arrojado al fuego y no los sagrados volúmenes. Te agradezco, oh Señor, pues cincuenta y seis años de mi vida estuvieron en tu servicio. He guardado los santos evangelios y predicado Tu verdad. A Ti, oh Jesús, Dios del cielo y de la tierra, me ofrezco como víctima”. Tanto fue el derramamiento de sangre que Diocleciano hizo acuñar una moneda con la inscripción: “Diocleciano, emperador que destruyó el nombre cristiano”. Años más tarde, Cesar Galerio, fue atacado por una detestable enfermedad, y temiendo la venganza de Dios, anuló el edicto de la persecución.

¿QUÉ TORMENTOS SUFRIERON LOS MÁRTIRES?

La crueldad de los hombres y el celo religiosos, llevaron a cabo la malvada crueldad de enjuiciar y ejecutar a los creyentes de Cristo, para quedar bien ante los hombres, pero reprobados por Dios. Los verdaderos creyentes que no se doblaron ante nada sufrieron: flagelaciones, mutilados con la rueda, lanzados a las bestias salvajes, quemados en la hoguera, crucificados y torturados, entre otras muchas maneras crueles de hacerlos desistir de su fe. Las acciones de los mártires proporcionan historias confiables acerca de la gloriosa confesión y muerte de estos héroes cristianos. Fueron copiadas a partir de los registros de los tribunales imperiales o bien fueron escritas según el testimonio de testigos oculares. No obstante, durante la persecución de Diocleciano un gran número de registros fue destruido, pero muchos otros se han preservado intactos hasta el presente y son de gran valor como pruebas de que la fe de los primeros mártires era la de la Iglesia.

¿QUÉ PROBARON ESTAS PERSECUCIONES?

Las persecuciones definieron la lealtad hacia Dios, la alabanza y el apego a la rendición en adoración de los creyentes auténticos, a no negar la fe en Jesucristo. Los opositores jamás pudieron ni podrán quitar el Nombre que es sobre todo Nombre de la boca de los creyentes, no importando la crueldad que se enfrentaban o se enfrentes en el futuro. Cristo sigue siendo el autor de la fe, Él sigue marchando, ganando batallas silenciosas, ganando y conquistando a los corazones deseosos de amor, de justicia y de paz, pero sobre todo a todos aquellos que no se amedrentan con las circunstancias, ni lo que se dice y se ve, el cristiano nacido de Dios, nunca va a negar su fe, aún se encuentre bajo amenaza de muerte, porque Mayor es que está en nosotros que el que está en el mundo. Romanos 8:35-39 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

EL CASTIGO DE LOS PERSEGUIDORES

Casi todos esos perseguidores tuvieron una muerte cruel y miserable, pero sobre todo que están dentro del juicio de Dios, lo que ellos hicieron, será el castigo para ellos, pero sobre todo, lo que es seguro, que no se escapan del fuego eterno. Las naciones bárbaras destruyeron totalmente las fronteras y las provincias distantes del imperio romano. A estas naciones le sobrevinieron terremotos, diluvios, sequías, pestes y enfermedades desagradables. Nerón escapó de la manifiesta revuelta del pueblo y se apuñaló en desesperación. Domiciano fue asesinado. Adriano se volvió loco de desesperación. Marco Aurelio, con el corazón destrozado por la ingratitud de su único y pródigo hijo. Cómodo, se mató de hambre. Septimio Severo, a quien su propio hijo había tratado de asesinar, murió en la desesperación. Decio terminó miserablemente en un pantano durante una desafortunada batalla con los godos. Valeriano fue tomado prisionero por el rey de Persia y desollado vivo. Majencio fue ahogado en el Tíber, y Diocleciano se privó de alimentos y murió.

NOTA FINAL

Las persecuciones de los cristianos y el martirio, son marcas distintivas en la historia de la Iglesia y continuarán siéndolo hasta el fin del tiempo hasta que Cristo vuelva por Su iglesia. Apocalipsis 21:4-8 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

One Reply to “Crónicas de las persecuciones del cristianismo”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *